Ernesto : cuadro social

- VIII - Su do~trina es la tuya: cuando ha logrado valiente cirujano de corazones, amputando de Augusto las ilusiones librarle, "de princesas delpuff alzado," le inclina hácia "la niña de hof!ár honrado, . ·' d la muger llmeña por excelenda " que es abnegada y hu.;e de la bambolla, ·' no cambia su carlño por la opulenda "y con amor prefiere pan y cebolla." _. Le hace cambiar su ingrato "mundo-quimera por aquel que Dios qulso que mundo fuera. ' ' ¿Sus medios son atroces? Son necesarios. Los médicos lo saben, y boticarios. _ ¿Nunca para librarte de un apoplético te recetó un Galeno tártaro emético? Yo cojí ha pocos meses una terciana, y quinini me dieron por la mañana, por la tarde, en la noche, y, al fin, arsénico. (Y no sé si nuez vómica y ácido fénico.) Ernesto, al -irer que Augusto se le desliza, tanto el mal le 'exajera, que lo horroriza: la crísis viene y pasa la calentura; · ¡es heroico el remedio con que lo cura! Pero, luego que logra salvar al triste, , fíjate en la ternura con que lo asiste guiándole á la tierra de la inocencia en busca de tranquila convalescencia. Estoy por admirarme de tu cinismo, , ¡Maestro, mi Maestro! cuando aseguras que Ernesto es un enfermo de pesimi~mo, . y hace y dice en la escena sólo locuras! Confiesa que mi tipo no es ilusorio ni absurdo, mucho menos contradictorio. Orijinal, concedo; noble, y valiente, · de forma caprichosa, fondo excelente.

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