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original de todos aquellos males.
~Como
hubiera podido pros..
perar la mineria bajo
el
yugo de unos funcionarios publicos
especuladores, y por consiguiente interesados en sus decisio–
nes, y sometida
a
los manejos de un escribano, cuya conduc–
ta
ha merecido justamente la execracion de los habitantes, y
la desaprobacion de los majistrados superiores?
N9
son es–
tas acusaciones dictadas por un espfritu de malevolencia
e
in–
subordinacion, ni deben entrar en el numero de esas calum–
nias gratuitas, y de esas censuras vagas que, por desgracia, se
repiten con demasiada frecuencia
en
los peri6dicos yen las
publicaciol'les ·sueltas. Hechos y leyes
seran las
J\lni<;as prue–
bas qtae en esta van
a
consjgnarse, para ilustrar
ia
atttoridad
y -Ia opin1on, y para obtener de los tribunales un triunfo
sena–
lado en favor de
1a
justicia
y
de los derechos mas inccmtro–
vertibles.
Este no es un ataque; es una <lefensa exijida por
e1
abuse> de la autoridad y por
€1
desprecio de las mas respe–
tables disposiciones leji-slativas.
·
La cuestion pen<l.ient.e rueda toda · sob.re el deslinde de
las
minas Purfsima
y
Animillas, pertenecientes antes
a
una
sbci.edad, por cuya disolucion se dividieron todas la que la
componian, conforme a una nomenclatura que estaba en su po–
der. Comprendiendo esta solo los nombres de las minas, y
su colocacion, mas no sus respectivas demarcacion€s, result6
indiviso entre las dos ya citadas, un terreno valdfo, cuya ad–
judicacion pedi al tribunal de mineria. Viste> el informe del
perito, se mand6 dividir aquella demasia entre los duenos de
las minas colindantes, de cuyas resultas se acljudic6 la mitad
a
D.
Demetrio Olabegoya, como due.no de Animillas,
y
la otra
mitad
a
mi, como dueno de la Purfsima. No bien habia yo
empezado mis trabajos, jirando. un canon en el terreno que me
·correspondia, cuando Olabegoya
se
present6 al juzgado de
mi..
neria~
reclamando ·de introduccion por mi en
su mina.
Se