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ALVI.-\ LATIN.-\.

hasta él. Una rama a lta a la qne tuvo

un instante y que despues se k escapó

de entre las manos.

Y

ahora canta a

las campanas. A las campanas de los

altos companarios .

Y

no tardará en

hacede una od3 al Sr. Bullen.

Hay muchos poetas más. Una infi–

nioad. Pero no quiero escribir una

Antología o un nuevo Parnaso Pe–

ruano. Me contentaré con citar al Sr.

Dancourt poeta del silencio. Al Sr.

Cárdenas Sindair poeta e:traño y hu–

r a ño . Al Sr.

l

'eña Barrenechea un poe–

t a auroral.

Aurornl en los :onos vaporosos de

sus vestidos, de sus chalecos, de sus

Vieja Llave

Estalla

ve

cincelada

que en un tiempo, fué colgada

(del estrado a la cancela,

de la despensa a 1granero),

'del llavero

de la abue!a,

y en continuo repicar

inundaba de rumores

los vetustos corredores ......

esta lia ve cincelada,

si no cierra ni abre nada,

¡para qué la he de guardar!

Ya

no existe el gran ropero,

la gran arca se vendió,

sólo en un baúl de cuero,

desprendida del ll ave ro

esta llave se quedó.

Herr1_1mbrosa, 01-i 1ecida,

como el metal de mi Yicla,

como el hierro de mi fe,

como mi querer de ace ro,

¡esta llave sin llavero ,

nada es ya de lo que

fue!

corbatas. Auroral en el color celeste

de sus ojos y auroral en sus versos

que empiezan

a

amanecer. Al Sr. Cal–

vo que comete una imp1-udencia sa–

liendo a los campos para oir la que–

n a. Puede coger una pulmonía. Al

Sr.

Vasq ucz de Ve lasco que h ace versos

porque así se lo ha pedido su mucha–

cha.

Y

t antus otros.

Y

a hora pido perdón a los poetas.

Si les ofenden mis juicios,

a

visen con

tiempo para corregirlos, al fijar

estaa

ideas en mi tesis de Bachiller.

T. G.

D'ÜR

Me pa rece un amuleto

sin virtud y sin respeto:

nada abre, no resue1rn ;

me parece una alma en pen:1.

Pobre llave sin fortuna

...... y sin dientes, como

una

vieja boca; si en mi hoga r

ya no cierrns ni abres nadf.t,,

¡para qué te de guardar!

*

* *

Sin embargo, tu sabí:-ts

de 1:-ts glorias de otros días:

del montón de seda fina

que nos tr~1jo de la China

la galh1rda, la ligera

española nao fiera.

Tu sabías de tibores

donde

µájr1

ros

y flores

éonfundím1

sus

colores;

tu de lacas, de

rna

rfiles

y de p('rfomes su ti les

de!

bon viei,x temps;

tu cautela.

custodiaba la canela.,

el cacao, la vainilla,

la suave mantequilla,