1ue
tal erd
la
man"era
de
ínflmir los
Rry:>s,
·y
Je creta, que la.i repi:chenfiorm no hacian,
fino
agria1: los.
efpirittes,
Y.
que
el
mecljo
mas
eficaz de tnfptrarles la wrtud, era
Jerial~rles
Jus deberPs
en
las 4l4banzas corif:mnes a la¡
Leyes.
A ef.l:o
mir.aba
tambien
en Roma
(fe~
gun Pljnio)
el
efüto de los publicos Pane"".
giricos, m:mdados por un Senadoconfl1lto,
en que con b voz de un ConfL1! ,
y
baxo
del
titLJlo,
de
acóon
de
gradas
reconoci~f~
fen
los buenos Principes lo que
harían ,
y
los malos lo que debían hacer.
Ya Señor mio con el gr:inde
elogk>
de Vm. quedo bien ¡advenido por
fo
difé:.re..
ta urbanidad de todas !-as reglas, q•1e
d~bG
obícrvar,
fi
algunit ve.z me vjeífe precifado
á
ef'cribir :
pc!_,c:;s
.la generofa ingcmüdad
de
Vm. me dexa fin
d
rezelo, qae quitaba
al.
mifi110 Plinio
b
nowria virtud de ·Tr:ijan0,
y
no temía
el
peligro,
de
qtJe
fe
juz:galf~,
c¡ue reprehendía
d
vicio,
qL1ando aplaudfa la
virtud,
y
que improbaba
b
foberbia, quan<lo
hablaba de
la
humanidad, que corrcgi:i la cru–
e!dad, c¡uando
e~altaba
la clemencia, not:m...
do en la liberalidad
la
avaricia,
y
~n
la foJ.-
taleza
el
temor.
.
Pero aqL1i de la razon. 2Seré
yo
tar¡
avaro
d~
mi
LJtilidad~ qu~
defi 4é1<le al
Publi~
co de
la
que
pueJe
pcróbir
en
la
leél:ura.
de la
cana ~
¿
N<;> le
conwenfarc
el
tiernpo,,
§
8.
que