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íle E(paiía.
Art.
IX.
ís3·
ae
la embidia'
a
cuyo
affonco
proferi–
mos dicha propoiicion, que puede qual–
quier hombre honrado· pronunciar la.
ponderacion mas enorme, por librar
fu
fama de pafsion
tan
maligna•.
Pero,
quien ha de negar , ni ·efcufar una cu!.:.
pa, que puede honrar
a
qu¡.lquier te–
merario
?
El
mantenernos-reBs-de ella.
p~ede
fer ocafton de a,lgun util defenga–
ño ;
y
afsi guardarC'mos las difculpas
para otro linage de temeridades.
Efió
fupuefio, ratificamos lo dicho ,
y
lo
ex–
¡'1icamos
en
efia forma. Perdone
V
m.
Ja
obfünaciori,
por~e
nó
·alcanza
.fu
Medicina, con fer tan
eficaz ,
y
tan
preciofa.
No llegamos
a
penfar
t.anprefun–
tnofamente de los Libros de efie
íiglo,
folame.nte por fer malos; pues por efia
razon, ni
firmara~9s
nnefhos proprios
efcritos; porque aunque no conocemos
evidcnreme1;1re por
que
fon malos , re..
nemos por cierto que
lo foa '
compa–
filnélolos con otros de la mifma efpecie,
qlie evidentemente re·nem<Ys por. bue-·
pos
;y
ne-hemos
podid0 imitarlos.
·
· .
M:i
.
'.fam":'.