Playas de vidas: novelas cortas

'18 Rosa Arciniega (El gato gris salta, maullando, desde un sillón y se pierde en el castillo) • LA MADRE~: (moviendo melancólicamente el vellón nevado de. su cabeza.) ¡Oh, qué fantasías! ¿Qué fantasías, . Señor! LA HIJA SOLTERONA-: (Frunciendo el entrecejo) -Mamá, no hables así. LA HIJA MENOR:- (Sonriente, ilusionada). ¿El ya- te de un príncipe? Pero ¿va a bordo? ¿Le han visto uste- des? YO: -Y hemos hablado con él. LA HIJA MENOR-: ¿Que han hablado con él? ¿Ves, mamá? Han hablado con él. Y dígame: ¿cómo es? ¿Es .... ? YO. -Sí; joven, apuesto y galante. Un poco serio .. . Melancólico quizá ... Pero encantador como un príncipe de cuento. LA HIJA MENOR. -¡¡Oh!! LA MADRE. -Niña: haz el favor de no creer en ne- cias ilusiones, te lo repito. ¿Príncipes? ¿Tú puedes creer todavía que existen príncipes que viajan de incógnito por el mundo? YO. -Claro que existen. Existirán siempre. Son una necesidad poética. Y la prueba de que existen la van a te- ner . ustedes dentro de pocas horas. Porque sepan uste- des ... Infinitamente ávidos, se abren los ojos de La Hija Menor. LA HIJA MENOR. -¿Qué? Diga .. , diga usted .

RkJQdWJsaXNoZXIy MjgwMjMx