Playas de vidas: novelas cortas

Playa de Vidas 31 precipitadamente en las ondas, no puede ser más que de amor. -¡De amor!-. Y el gesto de alegria de tu cara, mientras leías lo que no estaba escrito, también era de amor. ¡Cómo abandonaste al mundo al llegar a tí el ra- diotelegrafista! ¡Cómo temblabas! ¡Cómo brillaron tus ojos! Esta noche no has acudido al comedor. Tampoco has salido a pasear por la cubierta. Prefieres, sin duda, ali- menta_rte de un futuro, que ya será pronto presente. ¡Ma· ñá.na ! ¡Qué corto espacio para una eternidad como la nuestra! Odio a esa sombra que viene a interponerse entr~ nosotros. ¿Entre nosotros? Pero ¿es que ha habido alguna conjunción entre nosotros? ¿Es que sabes siquiera que existo? ¿Lo sabes? Porque hayas cruzado conmigo el ra- yo de una mirada, ¿represento para tí algo más que un frío cerebro metido en una casilla y manejando el sextan· te? Esa mirada, sabiendo que yo era máquina, ¿no quería· decir: "acelera tu ritmo para llegar pronto a mi último destino"? Laura, Luisa, Ofelia o Alicia, ¿qué has hecho de mí? · ¿Qué, del collar de estrellas que descolgué un día del cielo para circundarte la garganta? Pero sí; puesto que este mundo para tí es sólo un puente, voy a aminorar el tránsito. Yo, que un día viré el timón para que nuestro viaje fuese una circunferencia sin fin, · ahora voy a enfilarlo en la dirección matemáti- ca. Yo, que puedo detener la hélice, ahora, a través de mis homúnculos del fondo, voy a imprimirle un movlmien-

RkJQdWJsaXNoZXIy MjgwMjMx