Playas de vidas: novelas cortas

244 Rosa Arciniega fuerza por presentar un cuadro de todas las gamas del ·crilmen: del crimen pasional, del crimen sádico, del cri- men científico .... Esboza su teoría de "la estética en el asesinato", del asesinato por obsesión, por excesivo a- mor .... (ISe anima la charla. Hemos disfrazado al tiempo con luz artificial para no sentir su paso). Mi amiga narra, entonces, una anécdota folletinesca de la cual fue espectadora: un suceso tan confuso é ilógi- co como nuestra ;propia charla. Dos hermanas huérfanas. Ricas. Una, rígida, inflexible, moralista, sensata y fea. La otra, joven, inocente, •pura, bell<;i-, con su libro paslo- nal inédito todavía. Un muchacho: audaz, ilusionado, amo- roso, alma abierta a la existencia. Ve a esta última. Ha- blan. Se incendia en ellos el violento fuego de una hu- mana idolatría. Tres días después, la hermana mayor ase- sina a la pequeña de dnco tiros de revólver sin que se sepa la causa. Cometido el crimen, --absurdos noveles·cos que a ve- ces tiene la vida- no llora; no lamenta aquel suceso. se.. rena, no se retracta del delito. Ante el blanco féretro de la muerta, suplica a Dios: "¡Pruebas, más pruebas!". Lue- go ~ruego perdón a los altos Tribunales de la L·ógica- concibe un místico, un rdealizado amor por un hombre inexistente. Conversa, se extasía y riñe con él. Coquetea con otros hombres para darle celos. Le consulta sus co· sas; siente pudor ante su mirada ubicua y extática. Trans-

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