Playas de vidas: novelas cortas

'Tarde sabatina. . . . ¡Alegría! Alegría de "Resu- rrexit". El espíritu barrunta la inminencia de la fiesta y se rebela contra la ubliga:ción. Tengo, sin em1bargo, que trabaja1~ en mi novela co- menzada, en la que empezó a surgir ya sobre las cua:·- tillas después de muchos días de lenta elaboración en mi cerebro. Trabajar. Alegría sabatina. . . . El resorte de mi di- namismo se encuentra totalmente relajado. No quisiera sumergirme en la tarea. Pero mi conciencia se subleva. La voz de la obligación me grita sus exigencias. ¡Un pretexto! Me haría falta un pretexto que justi- fique mis deseos de declararme en "huelga ilegal". ¿Cuál sería ese pretexto? ¿Cuál?... Mientras invento motivos, suena el timbre del te- léfono. Presiento que el azar viene a salvarme.... -"Alló".... En efecto; es una amiga que me anuncia su visita. ¡Albricias! Ya ha surgido el pretexto para mi "huelga ile- gal". In mente, le doy las gradas. (La estilográfica me mira con ironía desde la mesa de trabajo; 'las cuartillas adoptan un severo aire de jue- ces. Pero hoy no admito presiones. Ensayo con ellas una

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