Playas de vidas: novelas cortas

j Playa de Vidas 193 digo con toda mi alma! -¿Por qué? -Por haberme hecho vivir esta terrible vida de do- lor. -Yo le pregunté a usted antes si quería vivirla. -Sí; es verdad. Pero, ¡qué cruel ha sido usted conmi· go! Me ha dado la suprema ilusión y me la quita. ¿Qué será de mí? ¿Cómo podré vivir ya? -De ella. De esa ilusión. No quiso usted Alberto, sen- tirla delante de usted; ahora irá detrás. ¡Qué más da! -¿Y por qué adelante o atrás? ¿Por qué no conmigo? -Oh, eso es imposible. Las ilusiones no tienen pre- sente. -¡No tienen presente! -No. iSe considera usted infeliz, pero dígame: ¿está usted pesaroso de la vida que le he hecho vivir? ¿Quería ¡ 11sted no haberla vivido? -Oh, no; eso nunca. Pero mire usted: Gloria está muerta. ¿Qué haré ahora yo? -Ya se lo he dicho: vivir de ella. Y de mí: de su .rea- lidad superior. Tiene usted también el consuelo de una ilusión que ha sido.... -¡Triste consuelo! -¡Si muchos lo tuvieran, Alberto! ... Además, ade- más yo no he podido crearle de otro modo que a mi ima- gen y semejanza. Viva usted.

RkJQdWJsaXNoZXIy MjgwMjMx