Unidad de la materia, o, Identidad sustancial de los reinos inorgánico y orgánico

>lit ' y • -12_'2. · no poder artnonizarht con los hechos que nos narra el Génesis. . Sin entrar en discusiones, que seguramente serían inoportunas, --sor,re el lenguaje figurado propio de los pueblos orienta.les y em.– pleado en todas sus narraciones, me parece, señores, que en la investigación de la verdad_debemo.s hacer abstracción completa ~de ' toda idea preconcebida, colo'cando á nuestro espíritu en la condición de una tabla rasa á la manera de los aristotélicos, y aceptando la -,hipétésis qüe pueda dar una explicación más satis– factoria, tanto de nuestro orígen, c01µ0 de los demás fenómenos que se desarrollan en el se;no de la Naturaleza orgánica. A nues– tro humilde juicio, hoy la doctrina mo-aista es la única que reu- . ne estas condiciones. · Por otra parte, la Teología nada tiene que ver con las Ciencias de la Naturaleza, ni éstas con aquella; son dos órdenes de cono– cimientos enter:amente distintos y cuyo límite conviene marcar; solo teniendo en cuenta estas distinciones, que en vuestra ilus– tración sabréis apreciar, he podido atreverme á abordar ante vo– sotros tan árdua materia; el deseo de ilustrarme únicamente ha guiado· rµi pluma y al exponeros sinceramente mis ideas, puedo aseguraros que á pesar de mis arraigadas conviéciones y mi es– pecial. cariño á la hipótesis transformista, yo la abandonaría siempre que se me mostrase otra que diera una mas satisfactoria explicación de las leyes que rigen la materia vivient8. Diciembre 10 de 1889. ]A. fRAXEDES JliuÑoz. V.º B. 0 Romero. 062 81

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