Unidad de la materia, o, Identidad sustancial de los reinos inorgánico y orgánico

8ÉÑOR DECANO: SEÑORES CATEDRÁTICOS: Al elevar mi -voz en este recinto consagr ado á la áu gusta en– señanza de la verdad, perniitidme saludar alborozr.da la aurora esplendente de esa civilización que, pulverizando los tronos .Y emancipando las conciencias, ha rehabilitado la poética mitad del humauo linage, emancipándola de la más odiosa de las servi– dumbres, la ignorancia. Nacida la mujer para concebir y realizar la belleza, no pod1a dejar de ser· su patrimonio la verdad, y si bien no le ha sido dado obtener los primeros lauros en las conquistas del pensamiento, la ciencia enriquece hoy su inteligencia y robustece su razón, en– sanchando su horizonte para mejor realizar su importantísimo destino. Y ahora, señores, que merced á ese movimiento intelectual de nuestro privilegiado siglo, puedo tener el alto honor de ocupar vuestra atención, reclamo vuestra bondadosa indulgencia para este pobre y desaliñado trabajo,que según nuestro reglamento es– toy obligada á presentaros. Me ocuparé de la unidad de lama– teria y sus múltiples manifestaciones en la escala de los seres, tratando de 1·eunir mis recuerdos para exponeros lo que solo he podido aprovechar de vuestras ilustradas y doctas lecciones. En el inmenso laboratorio preparado por la sabia Naturaleza para ccrordenar la prodigiosa multitud de sus asombrosos y va– riados organismos, materia y fuerza realizan en armónico con– sorcio las múltiples y cambiantes manifestaciones de la vida.,

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