La novela moderna : estudio filosófico

-8- ta el misn10 Virgilio, con la pornografía de su época, inn1ortalizaran infames disoluciones y vergonzoeos hábitos que deshonran á sus conternporáneos. y aver– güenzan á la especie hurnana; pero nosotros hijos de este siglo. que hemos bebido en la fuente del bien y del mal, para tener el tér:mino 9e comparación; J:?.O– sotros qne conocemos doctrinas n1as sabjas y enseñan– zas más elevadas; nosotros que tenemos el conocimien– to de que, la moral, no es sólo cue;q ión de misticismo, más ó menos hipócrita ó máR ó menos egoista; sino que, pertenece á principios inqueblantablet:i Je soeiolo– g-ía. fisiología é higiene rnoral, los cualeB. tienden á elevar el nivel del ser humano. asegura.nJo su felici– dad, con el armónico desenvolvimiento de sus faculta– desmorales. en completo acuerno con la sociedad y la naturaleza; nosotros, seremos doblemente culpables, pues que. delinquimos con el convencimiento de la falta, y la concieucia del mal. III. Los hombres y las mujeres, la colectividad toda que sirvió de modelo á los novela.dores de 1830. era social y fisiológicamente considerada en sus vicios y pa– siones, en sus sentimientos y afectoc;, la misma exac– tarriente á la de 1890. ¿Qué quiere decfr pues, aquella diferencia, tan radi– calmente marcada. entre los tipos que nos presenta la escuela romántica, junto con los de la naturalis- t ? a ..... Quiere decir 1 que la una s e ha le vantado á den1asia– <la altura, para enseñarnos des.le all~, un hombre, que no es el que nosotros conoce 1nos, y diariamente tra– tamos; un hombre que no vive con la vida prosáica y vulgar de nuestras poblaciones, con sus accidentes 1 unas veces gra 1 1diosos, novelescos y bellos; otros mez– quinos, bajos ruines; un hombre que no sostiene la lucha por la existencia. y que no puede decir, cmno el hombre del siglo XIX: ''que es muy trabajosa la vida; pero mny hermoso el está,r vivo". Y cuando, los espíritus. sentíanse n1ás fatigados y casi asfixiados por haber respirado largo tiempo el aire artificial del culteranismo en el estilo y las fic– ciones en las ideas, apar0ció Zola, genio revoluciona– rio de primera Ó/den co11 sus primeros libros; y enton-

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