El Heraldo masonico

IL HERALDO MASOHICO. ' . /'" - Año X} Callao) Sábado lº de Febrero de 18$~. { Núm. 1 EL HERALDO. C.,1.LLAO, 1. º DE Frnn1mo'n;;: 1862. Yamos á colocar una descolorida y marchiLa lloren el jardin delicioso de la civilizacion: va– mvs á descorrer el velo que por lar30 tio npo octdtaba ú la multitud el co1.ocimionto verdade– l'O de la liber,ad, de la fraternidad y del amor i1 la justicia: vamos ü emprender una tarea s~pe– rior ú nuestra inteligencia, pero impotente al lado de nuestra voluntad y la fé qne tenemos en el porvenir: vamos a trazél r el estrecho sendero que el liombre debe seguir para llenar cumpli– damente susdeberes sociales y domcsticos: va– mos, en una pc.dabra, á abrir las puertas del san– tuario donde trabajan los fracmasones pot· la felicidad y progreso del género humano. ll6cios comlwtes tendremos que sostener, por– que la snpersticion y el fanatismo vendrán con– tra nosotros; pero como la justicia y la verdad son las únicas armas que emplearémos en la lid , el triunfo sera nuestro, y la sociedad vera cuan puras y sencillas son las máximas sobre que esta basada la institucion masónica> comprenderá cuan satisfactorioes para el desgraciado encon– trar siempre una mano ben6fi ca que le ayude á soportar su calamitosa existencia. Extendida como esta la masonería por todo ol orbe, y habiendo penetrado su influencia tan– to en el alcazar de los reyes como en la humilde cabaña del labrador, no puede menos que repu– tarse como el símbolo de la igualdad. Una aso– ciacion en que el mas grande es el mas virtuoso; ,. 1ina asociacion que con .tanta sabiduría ha com– ,.,. binado un lengu,1je por el cual se comprenden el hino, el etiope, el arabe, el griego, el galo, el •.,¡"" "An fin, todos los iniciados de cualquier pa1s que ,ue::,1;;,. _ " sea esta ó aquella la· religion que profesen, no 1 \ede considerarse sino como una emanacion de ' Suprema Bondad. Y sin emb~rgo dt:. 'SO, ninguna publicacion periódica se ha establec1, ~ene I Perú para lanzar al dominio público la esen<:,. del masonismo, tra– bajo que no comprendemos 1 )r que causas no ha sido emprendido por los ilustrados masones que cuenta la república, cuando los estados de lu culta Europa y UnionAmericana, hace algunos alios que sostienen varios con un éxito brillan– te. ¿Y somos nosotros los que pretendemos lle- nar este Yacío? Sí, porque cor.fiamos en el vigor ele nuestro corazon v en nuestra incon t.rast<tible yo l11ntad. • De nuestra pluma saldran únicamente desca r– nados razonamientos, es verdad; pero como el fi n que nos proponemos no es ostentar méritos intelectuales, sino organizar un vebículo mas para la -civilizacion: l~s masones instruidos, las claras : 11tcligencias y los homb res vir tuosos, enconlra l'an •siempre expedilas las columnas de c1 El Heraldo n para colocar sus prodncciones., y nosotros cosecbarémos por todo fruto, la dulce sa lisfaccion de haber preparado el terreno en que nuest.ros queridos hermanos verán florecer sus trabajos. Algunos hermanos han creido que nuestra pu– blicacion solo debe ser leida por los iniciados: nosotros opinamos ele diferente modo., por la sencilla razon de que no nos ocuparemos de con– signar en los escritos los secret os fnndamenta– les de la institucion, las liturgias ni prácticas es– tablecidas para los trabajos. No se tema pues., que levan temos completamente el velo: llevaré– mos por decirlo así, a los profanos hasta el Yes. tíbulo del templo, y allí les explicarémos lo que e_s la masoneria, les referiremos su orígen y nn– t1güedad y sacarémos de las grandes maximas que la constituyen, las deducciones morales y filosóficas que de ellas se desprenden . ¿Por qué privar al hombre tímido pero honra– do, d~,-que conozca la esencia de la masoneria't ¿Por qué no ha de deci rse con arrogancia, que á los masones se les calumnia, maliciosa ó ignoran– temente? Pues qué ¡la civilizacion no ha derri– bado ya el monstruoso tribunal de la Inquisicion donde se sofocaba la idea> donde se apagaba la palabra salida de Id boca del hombre pensador? La época de la barbarie ha desaparecido, y el glorioso estandarte de la libertad del peusamien– to y del hecho, dentro el círculo del deber, fla– mea ya en casi todos los grandes pueblos de la tierra, y pronto se colocará sobre la cúpula de San Pedro. Antes de iniciar nuestros trabajos dirijimos á los Talleres de este valle la siguiente plancha, y sus miembros entusiastas por el progreso de la órden, apoyaron nuestro pensamiento con ter– minos que nos honran mucho y que solo pode– mos retribuir con un solemne voto de gracias.

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