Mi Manuel

- 80- ber declarado la guerra sin que Francia estuviera preparada: "Et c'est nous qui avons déclaré la guerre". . . repetía entonces mi papá. Palabras que volvían a resonar a mis oídos, recor- dando los terribles acontecimientos. En las clases nos habíamos vuelto muy disciplinadas: "Pa- ra ganar la voluntad de Dios y hacerlo propicio a nuestra cau- sa", nos repetían las madres y redoblábamos nuestra aplica- ción y fervor. Rezar y hacer hilas, eran nuestras únicas armas para ven- cer y ayudar a los infelices que iban a hacerse matar ... Pocos días despué.s el General Prado se embarcaba rumbo al Sur para dirigir personalmente el frente del ejército perua- no. (•). Días antes las madres de Belén en ocasión de una fiesta re- ligiosa invitaron a la señora Magdalena Ugarteche de Prado es- posa del Presidente. Terminada la ceremonia le hicieron pasear el colegio. Muy lujosamente vestida se nos presentó la señora: bajita, ·delgada, fisonomía altiva se nos grabaron a todas la ex- presión dura de sus ojos negros y hermosos. No nos fué simpá- tica, pues en esas circunstancias habríamos querido que siquie- ra con una sonrisa tratara de ganarnos la voluntad y no se mantuviera tan lejana, a pesar de estar a nuestro lado. Sólo se endulzó su fisonomía, en el momento de la despedida, en una mirada circular, acompañada de una sonrisa e.stereotipada, que dirigió a todas las presentes. Seguían pasando los meses y vivíamos ávidas de noticias, compartiendo nuestros deseos de saber, con el temor de que fuesen malas. Las madres muy comprensivas de nuestra ansie- dad de la que participaban sin diferencia de nacionalidad, per- mitieron que se leyesen en el comedor los periódicos que daban la.s noticias de la guerra, en lugar de la vida de los santos como se acostumbraba antes. Dejábamos de comer para oír la lectu- ra; algunas llorando por tener parientes en el ejército del Sur, todas suspendidas a los labios de la lectora. Ya rápidos se su- cedieron los tristes acontecimientos de las derrotas en tierra, (").-Quizá al partir Prado se hacía aún esperanzas de arreglar pacífica~ mente la cuestión con Chile pues repetía a menudo, lleno de optimismo: -"¡M1 compadre Pinto, es mi mejor amigo ... Nunca me hará la guerra ... !" Como si la codicia nacional de un pueblo, fuera cuestión personal.

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