Mi Manuel

VI LA GUERRA CON CHILE, 1879 Poco había de durar nuestra paz conventual ese año; ape- nas empezadas las clases, el 5 .de abril, llegaba de Chile la noti- cia de la declaratoria de guerra. Yo en el acto juzgué la noticia a través, de mis recuerdos: la palabra "Guerra" hacía siempre eco doloroso en mi corazón y fenómeno raro, yo que me sentía tan francesa cuando me repro- chaban de serlo, me sentí igualmente muy peruana al saber la noticia, espantada al pensar que se iban a renovar aquí los tris- tes episodios presenciados por mí el 70 en Francia. Mis compañeras se extrañaban de mi actitud, sin compren- der que la experiencia adquirida 'ª los seis años, era la que se re- flejaba en mis catorce, acabados de cumplir: ¡Ya yo sabía lo que era la guerra! ... Volví a contarle a Margarita lo que cien veces le había re- ferido al llegar al colegio, cuando todavía de luto por mi herma- na, estaban aún sangrando mis recuerdos. Ella ahora me comprendía mejor y me escuchaba temblan- do por la suerte de los que ella quería, como a su propia fami- lia. Y así entre esas divagacione.s nuestras, pasaban los días, esperando ansiosas que nos llegaran noticias de los aconteci- mientos. Y no llegaban noticias; al menos, no como las deseábamos; por el contrario, desalentadoras. Ya oíamos murmurar a muchas compañeras, discutiendo entre ellas razones políticas y de par- tidos, refiriendo los hechos según sus simpatías o tal vez sus conveniencias. Esto me recordaba mi casa, los amigos que nos visitaban después del desastre, reprochando al Emperador ha-

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