Mi Manuel

IV LLEGADA A LIMA ¡ 16 de Octubre!. . . Quedó desde entonces célebre para nos- otros, esta fecha de nuestra llegada al Perú, país que iba a ser mi segunda patria ... A la caída de la tarde tomamos un bote dejando el "Lima", haciéndose un placer don Faustino en acompañarnos hasta Lima. Recuerdo que antes de llegar al muelle del Callao, ví pasar en otro bote cruzando la bahía, unas mujeres envueltas de un modo extraño que me parecieron monjas y al preguntarle a don Faustino me contestó: -"Son mujeres con "manta", tú también te pondrás! ... " Me dejó sorprendida la rara moda y más aun la perspectiva de ponerme yo también, esa especie de manto negro, parecido a aquel con que pintan a las "mujeres santas, acompañando a Jesús, al pie de la cruz". Luego en otro bote pasaron también unos extraños hombre- citos amarillos y nos dij o don Fautisno: -"Son chinos, hay muchos en el Perú, traídos como esclavos". Al preguntarle mi papá si conservaban su "cola", él le contestó, "que sólo la guar- daban, los que pensaban regresar a su país" ... Tanto la pregunta como la r espuesta me dejaron muy per- pleja, sin saber que se referían a la larga trenza de pelo que usaban los chinos, creyendo que tuviesen rabo como los mo- nos. . . ¿Qué cosas raras no se ven al viajar? ... Llegados "a Calaó", como pronunciaba mi papá, a la ma- nera francesa, tomamos el tren que nos iba a llevar a Lima. Pudimos constatar de cerca la aridez de la campiña que une el Callao a Lima, como ya nos lo habían dicho por falta de lluvias; dando un tono de triste monotonía, esa falta de árboles en todo lo largo del camino.

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