Mi Manuel

- 426 - casa. En cuanto nos divisó corrió hacia nosotros abrazándonos nervioso y la. voz entrecorta.da, nos reprochó nuestra demora:- "¿Dónde ·estaban? Desde las se~s los estoy esperando. . . Temí que algo les hubiese paisado, pues he llamado por el teléfono, nadi e me dijo haberlos visto". Aproveché entonceis para recor- darle igual temor mío al esperarlo esa vez de las griterías y ti- ros por las calles, él reprochándome entonces 1 mi "nerviosi- dad". --"Ya ves a que. sabe "un buen susto" ... , le dije abra- zándolo y seguimos los tre·S· hasta la casa.. Días después que Manuel ni escribía ni leía, pareciendo más bien meditar, recostado el codo contra el brazo dd si- llón, la cabeza apoyada en .su mano. Algo aprensiva. al verlo le pregunté si le dolía algo: -No, contestó, sólo tengo cansa- da la vista y prefiero no leer". . . La. respuesta me tranquili- zó y no insistí, pues muchas veces se le. irritaban los ojos y él mismo me decía entonces no lo dejara trabajar. Así siguió durante algunos días. en esa actitud de descanso, sin que real- mente me alarmara. Hasta que una mañana después de. ves- tirme me acerqué a saludarlo, estando él a.un en la cama; al agacharme ví unas manchas en su almohada: -"¿Qué es eso?" , le pregunté. -"Valgan verdades, me contestó, todos es- tos días he sufrido mucho del oído y no te dij e nada para no asustarte, ya me pasó todo, no me duele, ya estoy bien" ... Yo muy resentida de haberme guardado secreto, S·e lo repro- ché y lo reñí cariñosamente. Alfre:do desde 1su cuarto aun en la cama nos oyó. En el acto se levantó y vino a enterarse de lo sueedido. De nuevo lo riñó él también y luego lo obligamos a venir con nosotros donde el doctor E. Campodónico, sabiendo que tenía los me- jores aparatos para observar los oído1s 1• E'l doctor lo examinó detenidamente, constatando ·en efec- to no haber ya ningún peligro, recomendándole no más evitar las corrientes de aire. Pobre Manuel, había sufrido estoica- mente callado, por no asustarme pues pocos meses antes, mi amiga Juanita había. muerto de un tumor en el oído y temió que yo me impresionara. recordando el caso. Mese1s antes, luego que se aprobó en el Congr 1 eso la. ley de matrimonio civil en el Perú, Pedro Ferrari, escritor y ami- go nuestro, antiguo colaborador de "Los Parias':~ le pidió a Manuel fuese su testigo de matrimonio. Su novia la señori-

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