Mi Manuel

- 421- raflores, queriendo probar que Osear Benavides; no les había dado el dinero, 1 sino un amigo, mucho antes de que éste asu- miera el poder (hay quienes se prestan a todo ... ). Un allega- do de ellos había ido a media noche al Registro de la Propie- dad, a atrasar la fecha de la escritura y asentar una nueva par- tida de hipoteca a favor del complaciente amigo. Pero era fra- guado, pues Manuel para mayor seguridad, había hecho tomar copia de la partida, antes de lanzarla a la publicidad. Denunciado el artículo se sortearon como es ley los miem- bros del Gran Jurado, para juzgar la autenticidad de lo ase- verado por Manuel y deliberar si había lugar a formación de causa contra él. De todos modos podía •ser de malas cons·ecuencias para Manuel pues si daban la razón a la familia Benavides, era pri- sión por calumnia y eran de temerse las represalias que toma- rían también par.a vengars·e. Creo que era Víctor Hugo quien decía con mucho "hu- mour": "Si a mí me acusaran de haberme robado las torres :de la Catedral, empezaría por largarme; aunque de1sputis eons- tataran que no me las había llevado en el bolsillo". Palabra,s muy racionales en lo que toca a la Justicia de todos los países, pues empiezan por apresar al supuesto culpable, antes de cons- tatar sv delito. Asimismo pensamos y por eso le rogué a Manuel acepta- ra la hospitalidad que una familia amiga nuestra nos brin- dara. Se reunió el Jurado y por unanimidad votaron a favor de Manuel. Alfredo allí p~esente en la actuación, me lo man- dó avisar y en el acto me fuí a llevarle a Manuel la noticia. rremiendo algún encuentro sorpresivo, salí con mi revól- ver en la mano, escondido en la ancha manga de· mi abrigo, lista a defienderme del que me estorbara el camino. Nada me pasó, con toda tranquilidad llegué a la casa de nuestro.si ami- gos. Con gran alegría abracé a Manuel al anunciarle la deci,sión del Jurado y sentirnos libres de las amenazas de estos últimos días. Al poco rato llegó Alfredo a reunirse con nosotros y des- pués de agradecer el buen asilo de nuestros amigos, regresa- mos a crusa.