Mi Manuel

- 418 - tendencia de Policía. -"¡Al Bolognesi !" ... , le dij o a un nue- vo guardia señalándole a su vez el lugar dond·e lo encerró, di- ciéndole, "ser orden expresa del General Benavides". Este nom- bre de Bolognesi que sólo debió evocar 1 el recuerdo del heroico General, era por lo contrario conocido por ser el del calabozo máJs infecto entre todos: hasta infamante para el recuerdo del ilustre héroe peruano, donde encerraban a los peores maleante.s y ese había e·scogido expresamente Benavides, para que encerra- sen a Alfredo; el 1suelo empapado de agua por el intermina- ble correr de una pila descompuesta, no dejaba lugar seco donde poner el pie. Luego una fetidez incalificable volvía el aire irrespirable, provenía .de una lata Uena de excremento y orines podridos puesta a un lado. Al pedir Alfredo que la re- tira.sen se rió con sorna el guardia. -"No, señor, esto forma parte del castigo de este lugar" y cerrando la puerta se- alejó, continuando su risa ca.surrona y ,s,atisfecha. Alfredo se recostó en la tarima inmunda, único lugar de descans.o y allí medio asfixiado, esperó el largo trascurso de las hora·s. Para colmo del suplicio, el reloj de la Estación de Desampa.rados, cada media hora, repiqueteaba de nuevo "el carillon" su tonada, como repitiendo su ·alegre nota de burla exwsperante, en medio del tri,ste silencio. En fin nos describió el lugar, como para volver loco a cualquiera, escogido con perversidad refinada, contra una per- sona aseada y culta. Muy temprano lo sacaron de ese antro putrefacto, para llevarlo ante el Intendente de Policía Orestes Ferro. ¡Templa- do salió ·el muchacho!, como toro en plaza. . . según nos. contó Glicerio Tassara, amigo de Ferro, al que había ido a hablar a su favor. Y lo curioso fué que le gustó al Intendente esa acri- tud punzante y airada del muchacho ante él, haciéndole des- pués a Tassara, grandes elogios de la enérgica actitud de su recomendado. Felizmente la imperiosa y generosa intervención de sus compañeros, lo habían librado de ,.una ruín venganza y devuel- to la libertad. Al terminar ·SU relato fué Alfredo a bañarse, a mudarse de esa ropa impregnada de los miasma-s inmundos, en medio de los que había pasado la noche y volvió a salir con sus amigos, gloriosos todos ellos de haberlo librado.

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