Mi Manuel

- 417 - Yo desesperada, Manuel muy sereno me tranquilizaba, di- ciéndome haber pasado el peligro al estar en la Prefectura ' donde nada se atreverían a hacerle. En ief eeto al rato volvieron sus amigos, contándono-s es- tar Alfredo en la Secretaría de la Prefectura y allí pasaría la noche. Goyburu se había encargado de hacerle mandar comi- da de su casa, rogándome no ocuparme de esos detalles. Qué larga me pareció aquella noche sin dormir, temiendo represaliars1de Benavides para vengarse de la renuncia de Ma- nuel. Por fin amaneció el día y volvieron luego los muchachos, contándonos haberse reunido ien la Universidad y haberse de- clarado en huelga general. -"Hasta que suelten al compafre- ro" ... , era el grito que repetían por las calles, vociferando contra el régimen, alborotando el cotarro, seguros de vencer. Y así fué; a las dos de la tarde llegaba Alfredo, libre, triun- fante rodeado de sus amigos: ¡se. habían impuesto los mucha- chos! Amedrentado el Gobierno ante esa enérgica actitud, lo había 1 soltado. Luego él mismo 1 empezó a contarnos sus malos ratos de prisión. Traído en presencia del Prefecto nuestro antiguo ami- go miembro de la Unión Nacional Hildebrando Fuentes, éste le dij o muy compungido: -"¿Qué has hecho muchacho; aho- ra, que dirá tu padre?" ... -"¡Dirá que ustedes son muy abusi- vos, al quererse imponer por la fuerza!" .... , . le contestó Al- fredo. Ya más entonado ante el tono agresivo del muchacho, el Prefecto le siguió diciendo: -"Ya es tarde para examinar y resolver ahora tu caso ; ·esta noche la pasarás aquí en la Se- c~etaría, acomódate como puedas". Y se retiró dejando al mu- chacho algo perplejo ante esa actitud que no era tan mala co- mo lo temía. Al poco rato el eentinela de la puerta compasivo vino y le prestó su capote para que s.e abrigara: -"pues son algo frías las noches aquí" ... , agregó .al irse y cerrar la puerta. Alfredo se acomodó en efecto lo mejor que pudo, dispues- to a descansar siquiera, después 1de esos ajetreos imprevistos. Hasta ·se durmió, con esa filosofía de los veinte años: que se pliega y conforma fácilmente a las circunstancias. Pero a las dos de la mañana se presentó un oficial; con tono cortante le 0r·denó levantarse y seguirlo. Después de pasar por patios Y corredores interminables lo llevó hasta los calabozos de la In-

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