Mi Manuel

- 413 - Pero no se había llevado a cabo tan pasivamente el reem- plazo de Billinghurst; aun sin contar a aquellos soldados muer- tos durante el ataque a Palacio, antes y en esa misma noche del 4 de febrero, un desconocido, pagado por "alguien" según de- cían, había penetrado al Cuartel de Santa Catalina, ha;sta la habitación del General Varela, Ministro de la Guerra. Sin des- pertarlo, pues era sordo, descargándole su revólver ien la cabe- za, lo mató alevosamente y sobre seguro. El ordenanza del General que dormía en el cuarto siguien- te, despertó al oír la detonación; se l 1 evantó y sólo alcanzó ver las espaldas de un hombre que huía. Dió voces de alerta, pero nadie se interpuso a. la salida del asesino y a él no lo dejaron pasar para darle alcanee. Al saber esos detalles muchos se impresionaron pregun- tando todos ¿quién tenía interés en que desapareeiera en esos momentos el Ministro de la Guerra, hombre recto y cumplidor de sus deberes, que seguramente no habría. aprobado ese gol- pe de fuerza? ... I..1e tomaron declaración al ordenanza del Q.eneral, repitió delante del Juez lo que había visto y allí quedó la instructiva, sin atreverse la Justicia a profundizar el motivo de esa muer- te. Hay cosas claras que conviene queden siempre en la obs- curidad.

RkJQdWJsaXNoZXIy MjgwMjMx