Mi Manuel

- 412 - Bien los conocían los otros y expresamente para infundir- les miedo les habían hecho saber que se valdrían de todos los medios para cerrarles el paso a la Cámara ese día. Contados fueron los que se. atrevieron a "braver la consigne", entre ellos el doctor Alberto Salomón, conocido leguíista; de:sde su coche fué alcanzado por una bala disparada por un grupo de soplo- nes, apostados en la esquina de la calle Melchor Malo. Así herido con la cabeza vendada, se presentó a la, sesión ' impresionando a todos; pero fué inútil, dominados por el abu- so de la fuerza, los defensores de Roberto Leguía fueron derro- tados imponiéndo:Seles Osear Benavid.es de Presidente Provi- sorio. Desde la caída de Billinghurst, tampoco el nuevo Gobier- no parecía muy 1Seguro de su ·estabilidad; todo el día se oían tiros lejanos teniendo a la gente en continua alarma. Sin saber de donde provenían, algunos aseguraban justamente· no tener otro fin que mantener esa atmósfera de temor. A pesar de es- tar .abiertas las tiendws, nadie se atrevía a salir. Una de 1 esas tardes ·sola en casa, Manuel en la Biblioteca, Al- fredo en el Ministerio, me pareci·eron lo!Si tiros más. cercanos y repetidos. Bastante angustiada pensé en el acto en ir a buscar a Manuel, sin esperar la hora reglamentaria. Nadíe andaba por las calles ; sólo algunas señoras asoma- das a sus balcones parecían curiosas de saber de que lado po- dría venir el peligro. Con cierto asombro me miraban pasar, cuchicheando ent~e ellas, como preguntándose el por qué de esa salida mía tan sola. Siguiendo mi camino por las calles del centro nada inte- rrumpió mi marcha, continuando el tiroteo, hasta que por fin llegué a la Biblioteca. Allí con igual sorpresa para los dos, nos encontramos Al- fredo y yo cara a cara; habíamÜIS· tenido la misma idea de ve- nir a buscar a Manuel par.a acompañarlo a casa. Juntos entra- mos; él se sonrió al vernos llegar: -" Mi Guardia de Corps", nos dijo besándome y sonriendo con cariño a Alfredo. No ha- bía un solo lector y tranquilamente nos fuimos los tres a cwsa, Manuel en medio de los dos haciéndole verdadera guardia, pues en esos días de revuelta bien puede una bala "perdida" llegar muy certera ...

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