Mi Manuel

-408 - Concluído el trabajo, lo presentó al Jurado Oficial; pero todos protestaron, negándo1s·e a aceptar tema tan insostenible de que los animales "tuviesen derechos". ' El doctor Diórnedes Arias Schreiber ("Pandorgo"· le de- cjan de apodo sus discípulos) catedrático y profesor suyo llamándolo aparte le dij o casi paternalmente: -"Nos ha que~ i-ido usted tomar el pelo mi amigo} por favor retire su tesis y prn1s1éntenos otra". Realmente suscitó un grave conflicto en- tre el Jurado, no queriendo ninguno tomar la responsabilidad de aceptarla ni rehusarla. Felizmente para Alfredo, en esos días llegó a Lima Víc- tor Maúrtua, que se incorporó al Jurado. Má:s versado en esas nuevas cuestiones de Derecho, los convenció de aceptarla a votación. Fué una verdadera lucha entre ellos; lo,s j óvene1s. la calificaron con veinte, la nota más alta, mientras los mom,i- ficados y rancios cucufatos, tomándolo como ofensa perso- nal, le pusi eron un rotundo cero; pero prevalecieron los pri- meros y fué aprobado. Parecerá malicia mía, remover ahora eso,s pequeños de- talles; pero cuántos de estos hecho 1 s que entonces les pal"ecía natural, pintan el espíritu pequeño de esa época, que hoy fe- lizmente va desapar eciendo. A Manuel le fastidió, pero no le sorprendió la actitud de esos espíritus retrógrados, quienes apoyados hasta en ,sus mis- mois códigos, le niegan per·sonalidad a la mujer casada, me- nos 1'e concederán derechos a, los animales. También sus compañeros y amigos se habían interesado a la campaña casi subversiva, levantada entre los mismos ca- tedráticos, siguiendo las diferentes fases del conflicto. Todos habían asistido al término final de la batalla y aplaudido al compañero que :se había enfrentado a nuevas concepciones, saliendo de la vieja rutina de esas tesis del camino trillado. EJntre todos resolvieron ofrecerle un banquete. La fiesta tuvo lugar en el Restaurant del "Parque Zoológico", tal vez es- cogido de preforencia para recalcar y realzar la defensa espi- ritual de esos animales, !de quienes Alfredo había aclamado lús derechos. Fué muy alegre, como toda reunión juvenil; hablaron y brindaron por sus triunfos futuros. Al final firmaron todos los asiistentes el menú ilustrado con la caricatura del agasa-

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