Mi Manuel
XXXVI ALFREDO Desde su regreso de Panamá, Alfredo persistía más entu- siaJsta que nunca, en ·seguir la carrera diplomática en su afán de salir a conocer el mundo. Ademá_s d1e los cursos de tf uri1s- prudencia en la Universidad, había empezado los de Ciencias Políticas y Administrativas. "Augustito" como le decían sug amigos al hijo mayor de Leguía, había regresado de Europa, y al volver, de nuevo había seguido amistad con Alfredo. Sa- biendo de sus persistentes des,eos para el porvenir, Augustito había hablado con 1su padre. -"Sé de ·sus propósitos, le dij o don Augusto a Alfredo y quiero facilitarle el camino, po- niéndole el pie en el primer .escalón de la "Carrera"; si tiene usted disposición. . . seguirá usted subiendo por su propio esfuerzo". Y en efecto lo nombró amanuens 1 e de la Sección de Límites, en el Ministerio de Relaciones Exteriores. El primer mes tuvo sesenta sole:s. de sueldo y el tercero se lo .subieron a cien. Ya empezaba la aiscensión que le había pro- nosticado Leguía y con mayor entusiasmo siguió el muchacho. Ya terminados sus siete .afios de Jurisprudencia a Alfre- do ·sólo le faltaba graduarse de doctor; siempre les es pesado a los jóvenes estudiantes escoger el tema de sus te-sis y fué también para él motivo de muchas dudas, hasta que: se deci- dió hacerla sobre "El Derecho y el Animal". Muy acertada nos pareció la elección, cuando nos dij o querer asentar co- mo un derecho, defender a las víctima:s ide la cruel inconscien- cia de algunos hombres, cuando no de su codicia criminal.
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