Mi Manuel

- 382 - Nuestra pequeña edición de cien tomos de "Minúsculas" había despertado en muchos el deseo de tenerlas, ignorando la mayor parte de las gentes que tras del fulminador de he- rejías y sentencias corrosivas existía un poeta dulee y soña- dor, enamorado de la Naturaleza, capaz de enternecense ante una flor o una puesta de sol, como s,e traslucía en "Minúscu- las". Decidimos entonces hacer una segunda edición pero en jmprenta, guardando el mismo formato e. igual número de, pá- ginas. Muy bonita resultó también, he.cha en la imprenta de nuestro anügo Ha,ymundo Zapata; pero para mí no tenía "le charme" de la primera edición que por sí misma 1 era un ver- dadero poema de amor. No faltó después quien hiciera una edición "clandestina" de "Minúsculas" en París . La llamo así por no haber pedido siquiera la autorización y suprimido el "satírico" Prólogo, lo rnej or del libro; pero que sin duda no cuadraba con el Rs- píritu jesuítico del nuevo editor. Hasta le cambió de nombre llamándolo "Poesías Selectas" y ni siquiera nos mandó un ejemplar, llegando sólo por casualidad a nuestras manos. También me parece que el crítico de toda la obra tde un escritor llegando a decir de él que mejor no hubiese nacido, era el menos llamado, siquiera por deber de conciencia, !a re- producir parte. de sus obras y en doble contradicción al pre- tender : darle mucha gloria a Manwel y luego decir: ser ta.n nocivas sus doctrinas. . . ¿En qué quedamos? Y por fin ¡colmo de los colmos! Hasta le reprocha, a su querido amigo Alfredo, haber publicado las obras inéditas de su padre, a lo que éste dedicó los últimos doce años de su vi- da, siendo .como lo reconocen todos la más admirable. prueba de amor filial, su mejor mérito, ¡su mayor título de gloria!. .. Recuerdo que Manuel me contaba haber oído a su padre lamentar un triste caiso sucedido en Arequipa cuando aun re- sidía en esa ciudad en los primeros años de su matrimonio (1839). Era tertulio cotidiano de su casa un señor Terán, hombre muy Brudito y estudioso que había consagrado treinta años de su vida en escribir un diccionario jurídico, pidiéndole por favor a. su amigo Francisco González de Prada le redactara la pala-