Mi Manuel

- 347 - tinua brisa no1s 1 llegaba directamente del mar que distinguía- mos a lo lejos, refrescaba el ambiente. No éramos los únicos en frecuentarlo; también los padre,s j esuítas por bandadas iban allí, a pasearse los jueves. Hasta nos llegaron a saludar al vernos siempre, 1sin saber lo hereje que era ese buen pa- dre de familia, quien como ·ellos, apreciaba el apacible lugar, desdeñado de los limeños. Con azacuara, pita, papel y engrudo fabricaban cometas entre Manuel y Alfredo; nacían por obra de sus manos "pa- vas cantoras", "pandorgos" que solían lucir los vivos colores de la bandera peruana o francesa a veces, en honor mío. Muy satisfecho isalía luego Alfredo a volarlas a la Porta- da, envidiado por todos los muchachos que lo veían pasar. Hechas jirones volvían las pobres cometas, cuando las rompía el viento y como trofeos "de sus batallas ventiscas", las colga- ba en las paredes de su cuarto. A veces alternaban d juego con arco y flechas "auténticas" recuerdos de los indios salvajes del Perú. Allí también vencía Manuel pretendiendo ser por "atavismo aneestral". Apostaban entre los dos; Cucho interviniendo muy a tiempo, para ir a re- . coger las flechas y traerlas otra vez. Yo atenta al juego, mar- caba los puntos aplaudiendo al vencedor. Uno de los pocos periódicos independientes de eisa época era "La Idea Libre" fundada por dos entusiastas amigos, Glice- rio Tassara y Alfredo Baldassari, quienes unieron su talento y su dinero para defender el principio de Libertad. Todos los que simpatizaban con esos ideales, tuvieron am- plia acogida en las columnas del periódico, colaborando en- tonces en él, los escritores de ideas más avanzadas. Por supues- to fué a Manuel al que primero pidieron colaboración y él aceptó gustoso ayudar a la joven falanj e combativa. Bien pronto se atrajeron los odios de 10is1 periódicos sub- vencionados por el Gobierno incluyendo al poderoso "El Co- mercio", decano de la prensa de Lima, del que la máxima era, como lo indica su nombre, "comerciar" con cuanto se puede ganar dinero, suscitándose ofensivas polémicas que no siem- pre acabaron sólo por e·scrito, atacando tanto en lo político como en lo r-eligioso; ,en lo primero sobre todo. Al cumplir un año de existencia el periódico, quiso Tassa- ra celebrar ese día dando un número sensacional y para darle

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