Mi Manuel

- 342 -- ces, deja.ron entender falsamente que él era el autor del ar- tículo. Gamarra a pesar de estar alejado de nosotros en ese tiem- po, como lo sabían todos, queriendo aclarar ·el engaño en su "Integridad", reprochó a "La Idea Libre" su mala fe en acha- car a Manuel "un artículo tan mal pensado como mal es- crito". · "La Idea Libre" ·en su número siguiente se burló de Ga- marra, preguntándole: "¿Cómo puede saber la opinión de don Manuel, el ·señor Gamarra, cuando hace meses que no lo ve?'' Al otro día era casualmente mi santo y Gamarra se pre·· srntó a saludarme obsequiándome un ramo de flores; luego anunció simplemente en su "Integridad": "Hemo,s; tenido ayer el gusto de felicitar a la esposa de don Manuel, en el día de su cumpleaños" ... Pronto vino Tassara a saber si era cierto que Ga- marra hubiese vuelto. Riéndonos de la pasada que les había hecho el "Tunante", contestamos afirmativamente· y él ya no pudo protestar. Otra vez, después de una de eisas "retiradas" de Gama- rra, desengañado tal vez del "espejismo" de promesas tenta- doras :de algún "Político de acción", se nos presentó borra- cho y eentándose sorpresivamente en las rodillas de Manuel le sopapeaba cariñosamente la cara. -"Mi Prada, mi Prada, siempre mi Prada, a pesar de todo" .... , repetía con e 1 sa tena- cidad de los borrachos tratando de besar a Manuel, que re- huía la cara. Alfredo sentado no lejos, se reía a carcajadas al ver la divertida escena, hasta que Gamarra, volteándose preguntó: -"¿Quién se ríe tanto? y viendo al muchacho dijo: -"¡Ah, eres tú Pradita, ríete hijo, ríete de este imbécil, que es tu viejo amigo!" ... Siempre creímos que había exagerado su "astado" para volver, pues al otro día regresó con el pretexto de pedirnos excusas y luego siguió viniendo como antes. Manuel continuando su solitaria labor, se contentaba con mirar de lejos la 1 s maromas politiqueras de aquellos que an..: tes estaban a .su lado, a!dmirando la elasticidad inmoral de e.s.as conciencias, amaneciendo en un partido para anochecer en otro.