Mi Manuel

- 335 - Yo era la inexorable y la brava que me encargaba de ha- cerlo levantar temprano cada mañana, para que no faltara al colegio y se aplicara ·en sus 1 estudios. · Manuel nunca usó de. rigor con él; por el contrario parti- cipaba en sus juegos y la admiración del muchacho no tuvo límites, el día que lo vió tirar trompo, recordando sus lejanos tiempos juveniles y empararlo en la uña de su dedo pulgar. Iguales triunfos alcanzó también, al jugar bolero; aun los veo a los dos, parados ·en el comedor, después del impre:sicin- dible. -"¡Me juí!" ... , empezaban una nueva partida en que Manuel volvía a lucir su incontestable destreza, mereciéndole a los ojos del muchacho, más admiración y respeto que por todos los títulos de "Doctor" y "Maestro" que oía le propina- ban los intelectuales y admiradores juntos. Al llegar de Europa Alfredito se había vuelto ins.oporta- ble de consentido y malcriado, dándonos de cabezazos a las sirvientas y a mí, haciendo de "toro bravo" como decía al em- bestirnos. Me repugnaba pegarle, pues también me sabía decir: - "las mu}eres no tienen fuerza, no duelen sus golpes" ... Varias veces le rogué a Manuel lo riñera para que cesara el peligroso juego; pero él, sea por no poner.s·e mal con su amiguito o por su natural indiferencia en asuntos aj enos, fingía hacerlo lla- mándolo con voz amenazante: -"¡Muchacho ven acá!" ... y luego endulzando el tono acababa con "dame · un beso!". . . El encantado lo colmaba de besos y continuaba a torearnos y fas- tidiarnos a su gusto y antojo. Hasta que un :día se me ocurrió hacer llamar al celador de la esquina. -"¿Qué ·se le ofrece· a usted, señora?", me dij o al llegar. -"¡Que se lleve usted a este niño por pegalón !" ... La figura del hombre no podía ser más apropiada. para asus- tar a un niño de siete años: de aspecto severo y con unos bigo- tazos negros, que ni postizos habrían parecido más amenazan- tes. Al verlo, Alfredito muy asustado, las manos juntas, le dijo suplicante:-"¡ No señor, no me lleve usted, no lo volveré a ha- oer !" ... Entonces el adusto personaje accedió en dejarlo ... :'hasta la próxima· vez" ... , y muy serio se retiró, después de pedirme permiso. Fué santo remedio; ya no hubieron cabezazos, "el toro bravo" ·estaba domado.

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