Mi Manuel

- 306 - chos· habían desertado las filas de la Unión Nacional prefi- riendo conquistar cómodo bienestar, sin sufrir las luchas del apostolado. Antiguamente las sesiones del partido tenían lugar en ca- sa, ahora 1 era en su local propio calle de Mata.vilela, donde Ma- nuel acompañado de alguno·s amigos que lo venían a buscar iba a asistir todas las. semanas. Desde el principio notó que se suscitaban frecuentes discusiones entre los mismos del "Comi- té Central Directivo"~ Abelardo Gamarra y Alberto Secada, an- tes almas vivas del partido e íntimos amigo 1 s, ahora pareciendo fomentar discusiones bajo el menor pretexto. D:esde el día de nuestra llegada habíamos notado ese ale- jamiento entre los dos, pareci·endo evitar de encontrarse jun- tos en casa; pero Manuel no le dió importancia hasta que s<e dió cuenta del mal resultado de· esa continuada lucha intestina. Yo tratando de reconciliarlo·s y sin rodeos, le pregunté a Gamarra el por qué de su enojo con Secada. -"Si, nos dij o, le.si debo una franca explicación". Y desde la hora del almuer- zo hasta las siete de la noche todavía le faltó tiempo para en- negrecer la conducta de su ex-íntimo amigo. En resumidas cuentas, nos dejó perplejos antes de oír la otra parte y saher quién tenía razón. Y otra noche en que Secada, comió con nosotros, con cier- i o disimulo, le toqué también el punto de su resentimiento con Gamarra. Aquello fué terrible: más exuberante que el Tu- nante, virtió toda la bilirs acumulada en su vesfoula, en un in- contenible desbordamiento de palabras·. De carácter violento ·e impulsivo seguramente habría desbaratado a Gamarra., si lo tiene en las manos en ese mOinento. Después, cansado, quedó agotado, inerte, sin aliento para seguir hablando, se retiró: ya eran las doce. Cuando quedamos solos., más que cansados, :estábamos as- queados ante tanto rencor reconcentrado, Manuel con su cal- ma y filosofía habitual, me díjo tranquilamente: -"Imposi- ble pensar en reconciliar estas dos fieras; la única solución sería encerrarlos una noche solos los dos en la ventana de re- ja y al otro día ir a ver ¿quién comió al otro? Por rSUpuesto no recurrimos a ese ¡;moyen ·extreme" el "motivo" no merecía medida tan radical. No intervenimos más,

RkJQdWJsaXNoZXIy MjgwMjMx