Mi Manuel

- 302 - fueron expulsados, del convento abandonados a su mala suer- te, en la calle y rSin recursos. Manuel al saberlo escribió en la "Integridad" denunciando el abuso de los "santos padres". Cau- só escándalo el mal proceder, el Ministro de España intervino ' recogió a los infelices muchachos y tal vez los reembarcó pa- ra España. Devueltos a rSus familias, probablemente irían a ser soldados, pero ,siquiera volviendo a la vida libre y natural. A bordo, regresando también de Europa, venía don F,elipe Pardo. Siendo vecino de Manuel en la mesa conversaban jun- tos, conociéndose desde años por antigua amistad de sus fami- lias, hasta relacionados con Cristina por .su marido. Muy amable con Alfredito, le obsequiaba duleeis·, hacién- dole gracia que pronunciara tan bien el castellano con ·sus res- pectivas zetas y cees como un verdadero chapetón recién lle- gado de Madrid. Sabíamos ·que venía algo decepcionado por proyectos ma- trimoniales el gran señor, y que no se realizaron, s·egún nos había contado Monseñor Obín en París. En efecto, estaba en- vejecido, algo decaído más por los sufrimiento.s morales segu- ramente, que por los años que debía tener. Ya de nuevo divisábamos las costas peruanas, que recor- dábamos de la vez anterior, áridas y tristes como siempre, pe- ro que volvíamos a ver con gusto por 1 ser el Terruño, el lugar donde se formó nuestra vida, aun la mía, a pesar de ser fran- cesa. /

RkJQdWJsaXNoZXIy MjgwMjMx