Mi Manuel

- 296 - por lo que se decidieron los Estados Unidos a intervenir en de- fensa de los cubanos. Casi todos a bordo estaban a favor de los españoles domi- nados por el espíritu conservador del "derecho adquirido". Por €upuesto Manuel estaba a favor de la libertad de Cuba, encan- ~tado de la intervención de Estados Unidos, pensando que el yu- ~go americano, no sería nunca peor al ejercido simpre por Es- :paña en sus antiguas colonias. Entre los pasajeros ·se suscitaban continuas discusiones ·muy animadas y hasta hirientes, cada cual sosteniendo con mordacidad sus simpatías, sobre todo contra. los americanos; eran varios a bordo, entre ellos un matrimonio con un niño de dos años. Hasta que un día el hombre sin duda cansado de discutir en vano, uniendo el gesto al dicho, tomó a su hijito <lebaj o del brazo, le dió <los palmazos atrás y tranquilamente lo volvió a poner al suelo. -"¡ A1sí, haremos con España y sin más esfuerzo!", añadió, continuando con su pipa en la boca y dando la espalda a su.s tenaces opositores. Y así fué en efec- to, sin que les costara más a los americanos para "convencer" a Espaíia y calma.r sus gritos amenazantes de conquistar a Es- tados Unidos. Gracio.samente y con sorna les contestaron que si el ejército e.spañol deseaba conoeer Estados Unidos, le deja- rfan pasear New York, a condición de que guardasen el mis- mo orden y compostura al salir, como al entrar. A medida que nos alejamos de la zona en guerra, se apa- ciguaron los ánimos, llegando todos a Colón en completa calma. Otra vez víctimas de la competencia que entre ellas se ha- cían aún las compañías de vapores, de nuevo pendimos, pe- ro a la inversa, la conexión del Pacífico, para seguir viaje has- ta el Callao. El doctor Potel y los demás oficiales del "Saint Laurent", nos acons·ej aron mucho quedarnos en Colón por su mejor sa- lubridad, Hstando siempre Panamá, bajo la amenaza de la fie- bre amarilla. Hasta insistieron ·en que nos quedáramos a bordo del mismo vapor, pues el "Saint Laurent" permanecería en Co- lón esperando el :del Sur y sus· pasajeros; pero no aceptamos la amable invitación, prefiriendo bajar a tierra a un antiguo hotel, aunque algo desmantelado para conservar nuestra li- bertad.

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