Mi Manuel

- 294 - Regresamos a bordo del vapor que de nuevo s·e preparaba a partir. Allí en Fort de France se quedaba la mayor parte dB nuestros compañeros de viaj-e; efímeras amistades aquellas que nacen al borde del camino, sin dejar más huellas que las· de un fugaz recuerdo. Así mis amigas: nos despedimos haciéndo- nos mutuas promesas de ,escribirnos, no pasando de simples palabras, no recibí una. sola línea, ni yo tampoco l·es mandé. Contamos, de nuestra visita a Behanzín, del beso recibido y por vario.s días fastidiaron al muchacho, haciéndole creer que a ratos reaparecían en su cara, las manchas. negras del "beso Heal". Como epílogo nos contaron haber pr 1 esentado Behanzín un recurso al Gobierno francés, pidiendo le cambiasen sus seis mujeres por otras nuevas. Lo mejor era que habían atendido a ·su petición y esperaba el rey de un momento a otro, la nue- va remesa de su serrallo negro. Entre los. oficiale,s. del "Saint-Laurent" el más amigo de mi hijito era el doctor Potel. Bretón de unos 37 años, alto, fla- co, paseaba hasta con orgullo sus largas patillas rojas que al principio le inspiraron mucho respeto al muchacho. Pero bien pronto se lo perdió al encontrar en él, al mejor compañero de sus juegos con quien apostar carreras, ,esconderse en los mil recovecos del vapor y luego pasearse de la mano, como dos grandes y serios amigos. Era muy querido de los demás oficiales el buen Doctor, por su carácter dulce y tímido, además de reconocer su com- petencia medical cuando lo necesitaban. üesde el principio del viaje la seüorita Lea le pidió la li- brase de un espeso bozo negro que decía ella afearla y merecer- le a veces el apodo de "la bigotuda". Con pinzas y mucha pa- ciencia empezó el doctor a arrancarle pelo por pelo. Fué obra de varios, días y a medida que avanzaba la epi- lación al labio de la joven, parecía como semi-comido por los ratones, provocando la risa de cuantos la miraban; pero ¿qué no soportará una mujer para embellecer? Muy despacio y con mucha prolijidad procedía el doctor, temiendo irritarle la piel y a pesar de las continuas burlas de .sus compañeros que pretendían fuese un ardid de la muchacha para poner a prue- ba y vencer su reconocida timidez. -"Mais osez done doc-

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