Mi Manuel
- 286 - Manuel otra vez, como en los años anteriores volvió a ir por las tardes a la Biblioteca, incansable ·toda ·su vida en estudiar y consultar libros. Mi entras, cuando lo permitía el tiempo, nos reuníamos con Madam.e Dagez para que jugaran juntos los chi- cos. Pero Alfredito, con ese espíritu dominador que aun des- de pequeños tienen instintivamente los hombres, ante el "sexo débil" , se ponía muy mandón y autoritario. La chica engreída no se conformó y se quejó a su mamá, quien riñendo a Alfredi- to, lo amenazó de separarlos.-"O'est bien! enmenez-la ! . . . et plus yjfo que eela !" ... , contestó el muchacho con gesto airoso, empujando a la chica hacia su madre. Atónita, quedó la seño- ra, anLe la inesperada actitud del chico, acabando por reírse.- "Oh ! ce petit homme.. . déja !, murmuró filosóficamente op- tando por besarlo. Ya Alfredito con sus seis años recién cumplidos en el úl- timo 16 de octubre, se aburría mucho encerrado en la casa, cuando no podía salir a la calle, quedándole, como a fiera en- j c.mlada el único entretenimiento de subir y bajar los dos pi- sos de la casa. Aun recuerdo .sus lastimosos: -"Que faire ?" ... cuando no podía correr y ejercitar sus músculos. Pensamos en- tonces en ponerlo a una escuelita de la vecindad, donde Mr. Laurore su siempre preferido amigo, se ofreció Uevarlo al ir- se temprano a su oficina. Por ser novedad, le gustó al mu- chacho partir todas las mañanas con su libro en una mano y la otra cogida de la de su "amigo Lilí", como lo llamaban cariñosamente. A las once, volvían los dos para almorzar, re- cogiéndolo de nuevo Mr. Laurore en su repetida amabilidad. Una tarde estando Alfredito tijera en mano muy entrete- nido, recortando figuras, entró Mr. Hoff y con gesto de sumo cansancio, exclamó: -"Je suis vidé ! ... ' Palabras que sólo podría emplear un hombre ga·stado, resultando ridículas, en boca de un mozo de veinte años y alemán por añadidura. -"A cet age-la !" ... , le contestó Alfoedito, con tono de serio repro- che, con la misma ingenuidad.- "Voila deux inocents qui di- sent des énormités !"'... intervino Mr. Laurore al oírlos, rién- donos los demás presentes·, del "a propos" de is.u reflexiva cons- tatación. Las más de las noches. las pasábamos en el salón, improvi- sándose conciertos entre Madame de Fourcauld en el piano y Mr.
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