Mi Manuel

XXIV LA VERBENA DE SAN ISIDRO Llegó la víspera del día de San Isidro, Patrón de Madrid, en que se celebra su "Verhena" en la Pampa de la Ermita de su nombre. A todos oíamos hablar con entusiasmo de la fiesta y a ruegos de doña Dolores, nos decidimos a ir con ella a ver · de cerca, cómo se divierte el pueblo ·español. Partimos por la tarde, en uno de esos vehículos que ese día se dedican especialmente, a llevar y traer pasajeros a ese lugar. Atravesamos el Manzanares, que como el Rímac sólo tiene agua en ciertas épocas del año, eterno tema de las burlas de los escritores humoristas españoles. Llegamos a una extensa explanada donde a lo lejos apa- recía la antigua Ermita donde vivió el santo, hoy convertida en capilla consagrada a venerar su memoria. Nos acercam0is: estaba completamente invadida por sus devotos, contentándo- nos con mirar desde afuera. En el fondo se distinguía el relam- pagueo de muchas luc8s y en medio de ellas la apacible figura de San Isidro, labrador. Cánticos sagrados, olor a sahumerio, nos llegaban hasta a.fuera, requisitos siempre inherentes a toda fiesta para hon- rar debidamente a los santos. En la inmensa Pampa se veían instaladas grande.s carpas y debajo de ellas, mesas desbordantes de botellas y viandas; al- rededor bancas con sus clientes alineados, todos bebiendo y co .. miendo alegremente.

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