Mi Manuel

- 267 - En esos días llegaron dos jóvenes gallegos que venían a Madrid a estudiar el canto, costeados todos los gastos y esta- día por suscripción popular en 1su pueblo. Los dos tenían voz de bajo y por atención les pedimos nos cantaran algo. Con toda sencillez accedió uno sin hacerse de rogar. Era tan fuerte su voz, retumbó con tal e-strépito con- fra las paredes, que ni un cañón de a mil al estallar, las ha- bría puesto en mayor peligro de caer: le auguramos mucho éxito, sin pedirle al otro que cantara también, temiendo nos dejara sordos. Una tarde, vinieron a visitar a doña Dolores, su herma- no y su cuñada, juntándose con otros amigos 1 suyos. La conver- sación muy animada era contra frailes y curws·. Yo callada, los escuchaba hablar sin intervenir, admirada de oírlos ex- presarse tan duramente, sabiendo lo creyentes que 1son gene- ralmente los españoles. De repente la campanilla de la iglesia del Carmen, situada justo en frente de. nosotros', en la misma calle, anunció a los fieles que salía el Santísimo, a dar el viá- tico a algún enfermo. Como movidos por un resorte, todos a una vez, se arro- dillaron en el suelo, persignándose devotamente, rezando con fervor. Fuí la única en permanecer sentada. Al poco rato se pararon, mirándome sorprendidos. -"Yo no había rajado de Dios ni de sus ministros, les dije contestando a su muda ex- trañeza, yo no tenía de que pedirles perdón. . . allá ustedes". Nada me contestaron, constátando sin duda de que yo tenía razón. Desde lejos Manuel me había oído, riéndose de,spués con- migo de la lección que les había dado por . esa marcada con- tradicción entre sus palabras y sus actos. Son muy sobrios los españoles: comen poco y mal ge- neralmente, no tomando más que agua en sus comidas. Por supuesto hay sus honrosas excepciones; quienes saben apre- ciar un buen vino y un bocado bien sazonado. También abundan los borrachitos por las calles de Ma- drid y sus cafés chics, donde van a saborear los jugos de la "Viña del Señor", transformados en vinos y licores, como en cualquier otra parte del mundo.