Mi Manuel
- 258 - andando por delante los dos, los creían hijos nuestros, encon- trándoles hasta parecido. Nuestra calle de la Montera empezaba en la Puerta del Sol, punto central donde se dan cita todos los ociosos de Ma- drid y fué nuestro primer paseo. Constatando que abundan allí los numerosos, grupos discutiendo de política y toros, eternos temas de todo cerebro español, por supuesto descartando el enamoramiento a las mujeres siendo el sexo su punto vital; la obseción constante, su primera razón de ser. Allí es la reunión de todas las clases sociales, desde el ramplón muerto de hambre, hasta el más rico heredero; uní- sonos en su igual vanidad y orgullo de sus títulos nobilia- rios, más o menos imaginativos. Por supuesto tampoco faltan curas con sus grandes som- breros de teja, envueltos en sus capas .terciadas en el hombro y su inseparable puro en la boca, echando piropos a las mu- jeres, rivalizando victoriosos con los mozos en dirigirles las palabras de más directa provocación. Sin embargo, en medio del bullicio de las acaloradas po- lémicas, hay una palabra que predomina a todas: la favorita, la que no se deja de oír un solo minuto, flotando en el aire, volando de boca en boca, rebotando siempre sin jamás caer al suelo. Esa interjección es el producto del medio: palpita, vi- bra, brota de todos los labios, en España de los del gañán, co- mo de los del Rey. . . \Seguramente. Parece satisfacer, Henar, acumular todas las sensaciones, personificando el placer y la adversidad. Es la preferida, ¡la Reina .de la lengua española!. . . Tiene hasta sabor la palabra, siendo como el aj o, lo que da más sazón a la comida. No por eso diré que no tiene rivales y que no .se emplean otras buenazas también: abundan los términos expresivos en la lengua española siendo un verdadero calidoscopio de don- de brotan las flores más escogidas de la retórica, hasta las más triviales. En el Perú, hablamos castellano, pero tratamos de suavi- zar sus términos duros; decimos que nos duele el estómago, por no decir la barriga; pero en España no usan tales rodeos y dicen sencillamente me duelen las tripas, y así es en todo.
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