Mi Manuel
- 255 - tas por la cara, como ac0tstumbran en España para persig- narse. Para Alfredito era muy nueva esa mímica de piedad y con curiosidad las miraba hacer:- "Regarde maman, elles font des pieds de nez a la sainte Vierge !", me dij o despacito y escan- dalizado; pues en Francia sólo hacen la señal de la cruz des- de la frente hasta el pecho, luego del hombro izquierda al de- recho sin más. Me dió risa la ocurrencia de creer que le hacían nariguetas a la "Pilarica" y me contenté con hacerlo callar, sin darle ex- plicaciones y nos salimos temiendo nuevas reflexiones incon- gruentes suyas. Nos chocó ver que muchas mujeres atravesaban la iglesia sólo para ahorrarse pasos en la calle, pues entraban por un la- do y salían por el opuesto sirviéndoles de simple pasadizo en contradicción con la exagerada devoción de aquellas, postradas a los pies de la Virgen, rindiéndole. aparatoso homenaje. Ultimamente durante la guerra civil de España achacaban a los republicanos haberse adueñado de los sesenta millones de. pesetas que representaba el tesoro de sus alhajas, aunque ellos fl su vez acusaban a los curas, haberlos robado antes. Lo po- sjtivo es que Franco ahora ha decretado les sea remitido 60,000 pes.etas para reparar el templo y restablecer su culto. No habiendo nada más notable que ver en Zaragoza, toma- mos de nuevo el tren para Madrid, ya sin detenernos en el tra- yecto. Muy pobres aparecían los lugares que atravesábamos, tan- to la campiña como el aspecto general de sus aldeas, semejan- do nidos de topos sus chozas, cobadaiS en la tierra y hasta de su mismo color. Llegamos a Calatayud. Su solo nombre me recordó la co- nocida copla de "La Doloresn, comedia española, célebre en aquellos tiempos: Si vas a Calatayud Pregunta por la Dolores, Que es una chica muy guapa Amiga de hacer favores ...
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