Mi Manuel

- 206 - Recordaba la famosa escena que empieza por: -"Soleil je te viens voir pour la derniere fois !" ... cuando ya envenenada viene a despedirse de la vida y aparece trémula, expirante, sos- tenida por sus damas. Esa frase se me había grabado en la memoria y de nuevo me impresionó el oírsela repetir. Las palabras son pocas para expresar el éxito que obtuvo aquella noche la eminente actriz: todo el público se paró para ovacionarla en un estrepitoso y prolongado aplauso. Mucho le gustó a Manuel, sintiendo no más, no volverla a ver, pues ese mismo día seguía su marcha triunfal hacia otros países. Veinte y siete años despu és , en 1920, la volví a ver, cuando dos años después de la muerte de Manuel mi hijo me llevó a París y me dió esa. sorpresa en la primera noche de nuestra llegada. Aquello fué horrible para mí: Ya vieja de setenta y seis años, la sombra de sí misma, la voz quebrada, coja con una sola pierna, no haciendo más que papeles de hombre en obras escritas especialmente para ella por su nuero; era la desilusión más grande que se podía imaginar. La aplaudían aún, pues el público de París, en su generosidad parecía ciego a su decrepi- tud, viendo en ella sólo a la sublime actriz gloria de Francia, que había hecho conocer al mundo entero la belleza de su idioma, la armonía de los versos de sus grandes poetas, con su "voz de oro" ... Pero yo no participé en aquella vez a sn ova- ción; ya herido mi corazón por mi propio dolor, sólo sollozos y llanto de pena brotaron de mi pecho y de mis ojos anie tanta ruina. Al lado de mi hijo que me rogaba me callara, era incon- tenible mi llanto; tampoco nadie lo notaba, ahogada mi voz, confundida entre los aplausos de los demás. Fué uno de mis ra- tos de peor desilusión el asistir a la muerte en vida de esa su- blime mujer. En París cada barrio tiene su feria en distinta época del año, donde exhiben toda clase de novedades. En barracas des- montables instalan diversiones; juegos de azar y destreza, don- de cada cual prueba su suerte y habilidad. En unas loterías, con torniquete numerado, siempre ganan algún premio. Otras, son de tiro al blanco con escopetas de salón, dando al ganador una botella de champagne. Por supuesto no es de marca supe- rior el vinito; pero bien presentado con su corcho rodeado de papel dorado da su gatazo ante el público. otras son de muñe - cos cabezones, rellenos de aserrín que sP. t.11mhan con pelotas y

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