Mi Manuel

-198 - emocionada llevaba a menudo el pañuelo a mis ojos, lo que no- tó mi vecino y cambiando miradas de simpatía con Manuel, en- tre los dos se sonreían al ver mi emoción. Muchas veces he recordado la escena y agradecido mental- mente al Gran Hombre, que fijara su benévola mirada de simpa- tía sobre mi ínfima persona.

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