Mi Manuel

-181- En Guayaquil v1via nuestro amigo el doctor Ricardo L. Flores, gran pierolista, desterrado por el Gobierno de Oáceres y lo fuimos a ver. Lo encontramos con su mismo carácter jovial y alegre, satírico y burlón, cultivado o adquirido en París, duran- te .sus años de estudios en el cuartel latino, y conservado aún en medio de las calamidades allí reunidas: -"Aquí vivimos en contubernio con las cucarachas, sapos y alacranes, nos dij o, y a pesar de cuanta guerra les hago!" Su hermana Adriana lo acompañaba, también nos contó quejosa no poder conseguir huevos ·frescos y al decirnos. esto con ademán de romperlos, ha- cía palomitas con los dedos: -"Podridos·, podridos, repetía la muchacha con gesto asqueado" ... Mucho nos recomendaron visitar el "salado", playa de ba- ños elegante y muy concurrida. Fuimos en un tranvía tirado por mulitas vivísimas, que parecían tener alas en lugar de pa- tas, por lo bien que corrían. Otra desilusión nos esperaba allí: Situados a las orillas del Guayas, sin ser agua dulce ni salada, a pesar de su nombre, sigu.e las fluctuaciones del mar y con ma- la suerte llegamos a la marea baja. Una horrible pestilencia a mariscos podridos nos ahuyentó y apurados· regresamos al vapor. Poca:s horas después partíamos ya sin parar hasta Panamá. Al llegar allí se nos presentó a bordo el General Eloy Alfaro, amigo de Roberto Andrade, quien le había avisado de nuestro paso por el istmo y venía a saludarnos. Desterrado político, je- fe del partido Liberal del Ecuador, vivía en Panamá con su fa- milia. A bordo mismo nos avisaron haber perdido la conexión del vapor en que debíamos seguir viaje a Francia, salido dos horas antes de nuestra llegada. Mucho nos fastidió, consolán- donos únicamente, saber que nos había evitado el encontrarnos con Piérola y el desagrado de viajar con él. Después de muchas resistencias de parte de la "Oompagnie Générale Transatlanti- que", logró Manuel que le devolviesen el dinero de los pasajes y conseguir otros en el "Orinoco", vapor de la "Royal Mail", que partía la semana iSiguiente. Muy pesado resultaba pasar esa semana en Panamá por el fuerte calor y la continua- da amenaza de la fiebre amarilla, endémica en el país, aunque pensé estuviera inmune Manuel, por haberla tenido en Lima en el año 1872 y en que murieron sobre todo, miles de extranjeros.

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