Mi Manuel

162 - el documento. Al otro día v~lví&. Francisco muy contrito, supli- cándole a Manuel, le devolviera el papel y le guardara secreto "-Pero no eran mentiras", le recalcó victoriosamente Manuel. como único rescate y precio de la devolución. ' Nuevos escritos de Manuel publicados en periódicos adictos continuaban agitando tanto a sus correligionarios como a su~ enemigos. Poco le importaba a él suscitar polémicas entre los dos bandos y en cuanto a mí, hasta me enorgullecía ese pequeño escándalo, formado alrededor de su nombre, con tal que no tra- tara de asuntos religiosos. La cuestión era sobre el contrato Grace, que Cáceres quería imponer por la fuerza a la nación y llegó hasta a botar a la minoría del Congreso, que valientemen- te se le encaró. Era un verdadero jubileo de entradas y salidas a nuestra casa, encontrándome yo en mi elemento en esa at- mósfera de batalla. -"¿Y si me destierran?" me decía Manuel. -"¡Pues juntos nos iremos!" le respondía yo, colgándome de su pescuezo, obligándolo a agachar la cabeza para que me besa- ra, lo que hacía con el mayor entusiasmo. Cada palabra suya era un zurriagazo que levantaba roncha y sea para defenderlo o atacarlo, suscitaba una t empestad. Así seguían los días· en esa alternativa de paz y agitación.

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