Mi Manuel

- 144 - cómoda en que guardaba ella algunas prendas de su uso perso- nal. Hasta que un día más intrigada que nunca y a escondidas abrí uno de los paquetitos; vi que ella había adivinado mi secre~ to y sin que yo viera, traía poco a poco, lindas ropitas, primores de encajes y bordados·, confeccionados en los conventos por las monjas. Seguí fingiendo no saber nada; pero me ponía muy colora- da, cuando al llegar Cristina me pedía permiso para pasar e iba a dejar la nueva remesa que traüt cada vez. Hasta que al fin, con el tiempo, no pude ya disimular mi estado y juntas admiramos todo lo acumulado, formando un completo ajuar: lindas eran las prendas y ya me figuraba ver la cabeza de mi hijito, al meter en mi puño las preciosas gorri- tas que lo habían de abrigar. Esta llegada tan esperada, colmaría todos mis anhelos: qué lindo sería un hijito de Manuel y cuánto íbamos a querer los dos a este ser que encarnaba nuestro cariño. Yo le solía decir: -"Me lo figuro a los veinte años con su bigotazo rubio y aire conquistador" ... Y él me respondía con su filosófica calma de siempre:- "No me remonto tanto, me contento con verlo chi- co, con tal que no llore mucho y me deje dormir tranquilo". Estando en los primeros días. de julio (1888) se presentó el amigo José Benigno Ugarte, Director de las bandas de música del ejército. Venía a someterle a Manuel un proyecto que quería realizar, para celebrar el 28 de Julio de ese año. Nada menos que dar una velada musical en el Politeama y recolectar fondos pa- ra el rescate de Tacna y Arica, "las provincias cautivas", bajo el yugo de Chile: -"Usted, don Manuel, abriría la función con un discurso". . Aceptó Manuel, no concibiendo poder rehusar su concurso a fines tan patrióticos. Muy a tiempo se presentaba la oportunidad de dar a cono- cer los sentimientos que hervían en el corazón de Manuel para levantar el ánimo hacia la revancha, que todo pueblo vencido debe ansiar. Se puso a trabajar y a los pocos días me leyó el esbozo del que iba a ser el trompetazo que· despertara de su letargo, a todos los peruanos patriotas. Yo me estremecía de gusto al oírlo, comprendiendo todo el entusiasmo que iba a levantar. Pocos días después ya listo, lo

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