Mi Manuel
-134 - Partimos para el Barranco; allí nos recibieron los sirviente que nos esper~ban en la nueva casa, que iba a ser el "nido" d: nuestros amores. Quince días permanecimos sin salir, más que de noche por el campo, ocultando nuestra felicidad, temiendo nos ~nvi diasen ... El primer día que fuimos a bañarnos en el mar, llevamos a Desprecio que por supuesto habíamos traído con nosotros. El pobre se asustó, temiendo lo fuese a bañar y corrió huyendo sin dejarse alcanzar, perdiéndose para siempre. Inútilmente lo bus- camos después por todos los caminos, avisando a la policía, ofre- ciendo recompensa; no pareció. Fué entonces que recogimos a ese pobre perrito que vimos errante por la calle, un deshecho de la vida, flaco y enclenque, al que Manuel llamó "Oarachita"; fué en espera de que algún ser compasivo, amparara también al po- bre Desprecio, sabe Dios errante por qué caminos y lo reco- giese. A los quince días de nuestra llegada al Barranco, se presen- tó una Comisión del "Círculo Literario", compuesta de entusias- tas jóvenes que me venían a saludar, presentándome sus respe- tos y anunciarle a Manuel, que lo habían elegido Presidente de su agrupación. Bastante me agradó y halagó mi vanidad la no- ticia en esos primeros días de nuestra unión. Les ofrecí una co- pa de cerveza que tomaron en honor de su nuevo Presidente y Manuel se comprometió a asistir a la fiesta que darían en el Palacio de la Exposición el domingo siguiente. Encantada inauguré mis nuevas funciones de Secretaria, copiando con mi mejor letra el discurso que Manuel les iba a leer ese día. Ya me sentí indispensable a su lado, completando mi misión de cariño, con el interés a su labor intelectual. Aquel día al hablar, dió un nuevo campanazo llamando a su lado a esa nueva juventud que empezaba a conocerlo. Ya lo habían oído hablar en el Ateneo al dar esa Oonferencia que había aturdido a muchos con sus ataques a los rancios escrito- res españoles y había despertado inquietud entre los viejos ad- miradores de la madre-patria. Al regreso de la fiesta de los jóvenes, un grupo lo vino a acompañar y en el semblante de todos, se reflejaba la satisfac- ción de haber encontrado por fin un "Guía".
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