El índigena y los congresos Panamericanos
EL INDIGENA Y LOS CONGRESOS PANAMERICANOS 55 Todavía en Sur-América no existe un imp,erialismo hacia el exterior del Continente y quiera Dios que nunca nazca. En el orden interior el porvenir de la geografía política de Sur América .es todavía un arcano. Las lu– chas por cuestiones de fronteras en regiones selváticas como entre Bolivia y el Paragual y el Perú, Colombia y Ecuador, son prematuras e indudablemente instiga– das por explotadores extranjeros. La inmigración cos– mopolita a la zona ;montañosa puede determinar en un d ía lejano la formación de estados que rompan la or– ganización política actual, y es posible que antes de en– tonces haya caducado la época imperialista, que actual– mente está en culminación, y que, para bien del mundo, haya entrado :un período de diferenciación de fracciona– miento en pequeñas autonomías favorable a un mmuc10- so perfeccionamiento local. Estados Unidos no puede hablar de neutralidad con la misma razón con qu,e puede hablar la República Argentina o cualquiera de las naciones sur-americanas. La política de Estados Unidos es completamente impe– rialista; sus intereses están incrustados er{ todas partes del mundo; primero ,en nuestros países, luego en el A – sia; en el Japón 1 China y Persia, y hasta en Europa. Por eso, el pana,mericanismo significa una híbrida alianza en– tre un grupo de naciones que r,ealmente puede sentirse neutral en conflictos extra-continentales y un coloso de nación que persigue en todo el mundo fines dominado– res. Estados Unidos es la vieja Europa romana, sob,er– bia, conquistadora y monopolizadora.
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