El índigena y los congresos Panamericanos
EL INDJCENA y LOS CONGRESOS PANAMERICANOS 53 jo y arcaico, tal como también lo acusan las reglas tradi– cionales de pueblos antiguos que la civilización europea está desarraigando en la China, el Japón y la India, etc. P.ero, lo que había envejecido era la forma; los principios que inspiraron aquellos textos y reglas son inmortales y tendrán que resurgir en nuevas formas en una nueva era. La cosecha para llenar los graneros d.el porvenir se _ re– cogerá de todos los campos: el europeo, el asiático, el auténtico americano, el africano y el de Oceanía. La se.mi -libertad que nos ha dejado la Unión Nort,e– Americana, fingiendo que nuestros países no son virtual– mente colonias suyas sino estados sobr~ranos, es mejor • que ninguna. A nosotros nos toca aumentar y no dismi- nuir esta libertad, imitando la p ,erseverancia con que Ea– mon de Valera ha logrado independizar casi a Irlanda, y superándola, porque nunca hemos integrado los "Es– tados Unidos de América" como Irlanda la Gran Breta– ña. El próximo Congreso Pan-Americano de Lima será una oportunidad trascendental para que Estados Unidos nos aherroje más o para qu,e nosotros nos soltemos sua– vemente de las ligas que nos cautivan., Debemos reconocer que nuestros pueblos sur-ameri– c a nos son todavía tan niños que de ellos se destacan po– cos espíritus que por su mentalidad acusan edad ¡mayor. Por .esta causa el tutelaje que de cualquier lado nós a– menaza. Por semejante causa todos los tutelajes que so– portan los diversos •pueblos. El tiempo que hace d,e m– ños hombres, es el único remedio I para lo indicado.
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