El índigena y los congresos Panamericanos

48 DORA MAYER DE ZULEN cion de entidad.es nuevas cuando la entidad adulta ha alcanzado el tamaño que le corresponde. La transición de un estado de crisis patológica a un estado de saluct reJativa no puede ser abrupto. Las en– fe11medad.es del imperialismo y de la guerra no se abo– lirán pronto y quizá nunca, porque la perfección absolu– ta pertenece 'sólo a la Divinidad y no a la Humanidad. Pero, en los males hay grados diversos. Debemos dis– minuir siquier~ con nuestro esfuerzo ,el grado que alcan– zan los males, procurando una renovación al escoger aun– que sea entre dos males el menor. No tendrá paralelo el pecado original imp,erialista de la nación yanqui, pues sus fundadores cazaron como fieras, exterminándolos, .a los pobladores autóctonos, pa– ra hacerse dueños indisputados del suelo. La nación ja– ponesa t~ene al contrario un origen normal y normales son sus guerras, aunque despiadadas como todas las gue– rras. Dudo que sea verídica la acusación que se ha he– cho de que el Jap{m pretenaa deliberadament,e intoxi– c·ar a la población china en los territorios ocupados por sus tropas, con el soporífico del opió. Más bien parece ser la propagación nefasta del bpio a qu.e se refiere la in– criminación exclusivamente un caso del mercantilismo inescrupuloso de que se puede citar tantos ejemplos. Sin embargo, si el Gobierno ael Japón no atiende pronto al deber de abolir en la esfera de su dominio o influencia el tráfico con él conocido estupefaciente, cargará con un

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