El índigena y los congresos Panamericanos
46 DORA MAYER DE ZULEN Portugal, Holanda, Suecia, Dinamarca. La China, un día hace miles de años, un imperio como Estados Unidos, recién despierta a un nu,evo ciclo y se defiende, pero no agrede. Los poderes que visiblemente apremian al Perú son Estados Unidos, el Japón y los tentáculos .9-e la Ter– cera Internacional de Moscú. Alemania e Italia quedan en segundo término. Por motivo moral ,me opongo más a Estados Unidos, por si:. empleo corruptor del oro, y á Rusia por su marxismo prostituyente del espíritu. Pre- . fiero el ánimo d e l Japón, por más sano, sin teme r que ciertos arcaísmos de su cultura o civilización lograrían prevalecer sobre las luces que tenemos ganadas con la era de la civilización europea. Siendo ilusoria la idea de que podamos sacudir de un modo repentino la suj,e– ción a poderes superiores que sufrimos, recuerdo en fa– v or del Japón que vindicó contra Rusia el honor de las razas de color y que lu.ego, aquí en el Perú, hizo lo mis– mo, no dejándose vejar en nuestras estancias agrícolas como el negro y el chino y el indio aborigen. Terrible en la guerra y quizá soberbio en la paz, nos hará, no obs– tant,e, creo, menos daño que ~tros ~mperialistas, si ten– demos a una relación de buena armonía con él. Son los japoneses y alemanes dos pueblos de alma sencilla en el · fondo, que honra~ el trabajo y respetan la pobreza. Los yanquis no honran el trabajo ,en sí, pues sólo lo miran coq:i.o un medio de alcanzar riqueza; y no respetan la pobreza, sino que la estigmatizan como una desgracia; y lo mismo hacen lo.s marxistas, incapaces de concebir belleza fuera de la mat.erialídad.
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