El índigena y los congresos Panamericanos
44 DORA MAYER DE ZULEN absolutos patriotas frances,es, alemanes, ingleses, italia– nos, españoles, etc., han crecido de un maregmanum de tribus y pueblos errantes: conquistadores, invasores, sub– yugadores y subyuga~os. · El exclusivismo emana generalmente de considera– ciones mercantiles. Siempre son motivos bajos los qu,e determinan animosidades vecinales. El peruano cuando quiere, también emigra y hace en otras tierras competen– cia al nativo: Y ~s entonces que ha de comprender que no es justo amargar la vida de un hombre que ha teni– do que buscar horizontes en el extranjero. En Sur Amé– rica más que en Norte América y Europa tiene que ha– ber espacio para ~l inmigrante y tiene ·que haber ampli– tud de espíritu. ¿ Niega alguien que nec~sitamos en el Perú de inmigración? Ninguno lo niega. El inmigrante, como todo hombre, ha de traer de bu,eno y de malo. El chino trajo el juego de azar · y el opio. El euroueo trajo el aguardiente. La indiada se ha perjudicado con aguardiente, y no con jyego ni opio. Y es la indiada la parte mayor ·de la población del Perú. El chino es un huésped respetuoso. El japonés es respetuoso por política, pero no por temperamento. El judío es altanero, porque cree que todo el mundo es su– yo; .~n él no es sincero el respeto a la nacionalidad, por– que no la tiene en la sangre. Será el inmigrante má.s di– fícil de asimilar. Pero tratándolo bien, se le podrá con– vencer del derecho que asist,e al dueño de casa. Y quizá en un ambiente sin pasiones se le podría absorber poco a poco.
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