El índigena y los congresos Panamericanos
EL INDIGENA Y LOS CONGRES0S PANAMERICANOS 43 1 de años a poblar •la Europa bárbara y de ,escasos habi– tantes; ahora contribuirá a poblar la América. La mezcla de razas ha transformado por c·ompleto el tipo de homJ bres en Europa, · y hará lo mismo en América. La nueva mezcla de raza dará vida a generaciones superiores, pu.es para algo habrán corrido miles de años obsequiando ex- '- periencias y reflexiones. Una mera repetición de la his- toria de los pasados milenios sería una vergüenza para la humanidad. El incipiente ciclo de la civilización sura– mericana no debe llevar al mismo término como el ciclo de la civilización europea que está en agonía. Por eso, hay que apartarse de los modelos europeos que aún fas– cinan los espíritus. El modo de destruir razas objetadas no es arrimar– las como se ha hecho en Estados Unidos con la negra y en Europa con la judía. El ,modo de · desaparecerlas es mezclarse con ellas, creando un tjpo sin precedente en que se equilibran las cualidades de todos los ingredien– tes raciales. Este es el único método eficaz. El proceso de amalgamación puede ser más o menos lento, según la resistencia a mezclarse peculiar a cada raza, pero siem– pre s.e realizará paulatinamente cuando no se emplee me– dios artificiales para paralizarlo. Tuve oportunidad de hablar de huéspedes de un país en las primeras gene– raciones. La adhesión de los huéspedes hechos resid,entes firmes, al país que los aÍberga, se hace más fuerte con cada generación, hasta que no quedan ya v,estigios de afectos divididos entre una primera y segunda patri~. Es– to es lo qUe ha sucedido en Europa, donde fervientes y 099221
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